El cubo de Rubik creado por el profesor de arquitectura Ernõ Rubik en 1974 es un rompecabezas mécanico que la mayoria de nosotros, por cierto, hemos utilizado. El cubo es una mezcla de juguete con un pellizco de matemática y mucho de nosotros hemos hemos jugado a el cientos de horas. Cada vez son más las personas que consiguen resolver este duelo, pero también hay muchos que siguen sin poder resolver ese reto.
Es cierto que hay robots (y humanos) que pueden resolver un cubo de Rubik en pocos segundos, como el récord de resolución que se estableció en 0,38 segundos, pero eso no es lo que buscamos aquí. El Grupo de Investigación ESALab reunió la magia de la impresión 3D y la robótica con algoritmos de reconocimiento de formas y colores. La resolución del cubo se hace mediante diferentes métodos o algoritmos, es decir, siguiendo una serie de pasos o secuencias se resuelve el rompecabezas. Todo ello para resolver el cubo en unos 30 movimientos en un tiempo medio de resolución de 3 min. Todo el material necesario para hacer funcionar la máquina fueron las piezas impresas en 3D, una cámara, 8 servos y un microordenador. En el video abajo se puede ver la resolución del cubo.
Hablando en términos computacionales el cubo es considerado un problema de alta complejidad, cercano al tipo NP Completo (clase de complejidad) sin solución algorítmica única, en la que se pueden aplicar varios algoritmos para resolver el problema. Es decir, no existe un único algoritmo óptimo para resolverlo, se puede aplicar diversas formas y métodos heurísticos. Lo cierto es que es un gran proyecto y deja abierta la posibilidad de desarrollo de nuevos algoritmos por parte de nuestro alumnos.
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